martes, 2 de septiembre de 2008

La Cuba de Castro en pleno siglo XXI


A casi medio siglo de uno de los episodios mas emblemáticos ocurridos en América latina durante el siglo XX, cabe hacerse una pregunta ¿Cómo viven los cubanos hoy?
Y es que si existen visiones contrapuestas sobre un tema, ese es el comunismo cubano. En agosto de 2008, la vida me brindó la oportunidad de sacar mis propias conclusiones y tras recorrer mas de 2000 km por suelo cubano pude apreciar las bondades y los horrores del sistema que acaparó la mitad del planeta durante gran parte del siglo pasado.

Salud
Si hay algo que no se puede omitir es la vigorosidad y estado físico de los cubanos, dos de las virtudes que Fidel Castro Ruz, líder de la revolución, ha remarcado en sus discursos públicos hasta el hartazgo. Pero como todos sabemos, quienes se encuentran al frente de una nación, por lo general, tienden a ver el vaso medio lleno y omiten detalles fundamentales.

Tal es el caso de la salud pública en la isla caribeña, que para los medios de comunicación oficiales (dicho sea de paso, los únicos) es gratuita y para todo aquel que requiere de atención médica. Además de ser gratuita, cuenta con los mejores profesionales del mundo quienes son reconocidos por su nivel en diferentes países por lo que misiones de profesionales cubanos son enviadas a zonas críticas para aportar sus conocimientos y servicios.

Sin embargo, la infraestructura de los hospitales cubanos es decadente. Hablamos de edificios que no reciben mantenimiento desde la década del cincuenta, no sólo refiriéndose a equipamiento o costosos aparatos, sino a lo mínimo indispensable que es la higiene de un lugar. Sin mencionar la burocracia a la que hay que someterse para ser atendido, es decir, largas colas, trámites de todo tipo que pueden llevar días enteros.

Por otro lado se encuentra el problema de los medicamentos. Como todos sabemos, la industria farmacéutica depende en gran medida de los Estados Unidos, quien optó por bloquear comercialmente a cuba. La isla por su parte, al estar tutelada por la Unión de Republicas Socialistas Soviéticas (URSS) no se preocupó por desarrollar plenamente todas sus industrias, solo aquellos que la “madre roja” aconsejaba.

En consecuencia, los cubanos reciben una atención de buena calidad por parte de los médicos, que cobran apenas unos 30 dólares al mes, según comentó un ciudadano, pero cuando abandonan el hospital ellos se ven obligados a adquirir medicinas por sus propios medios, algo totalmente inviable considerando los bajos salarios y la escasez de medicamentos en las farmacias.




Educación
Tal vez el área más fuerte de los cubanos, es que si hay algo que no se puede discutir es la completa alfabetización y el alto nivel cultural que poseen los habitantes de la isla. Con una educación secundaria, de alto nivel y obligatoria, que concluye a los quince años de edad los jóvenes tienen la oportunidad de seguir preparándose con estudios pre universitario, los cuales duran alrededor de tres años y les permiten crear una base intelectual para desarrollarse a nivel superior.

Seguramente, el mayor impedimento que recae sobre los jóvenes profesionales, sea la imposibilidad de salir del país. Con la caída del muro de Berlín, el régimen cubano se vio afectado política, económica y culturalmente, dado a que aquellos jóvenes que viajaban a países soviéticos o de Europa del Este vieron sus posibilidades de especialización mas restringidas y junto con ellas su propia libertad.

Transporte
Sin duda, uno de los puntos más frágiles de Cuba. Es que la posibilidades de movilizarse por tierra, mar o aire son muy acotadas. A pesar de solo haber tenido la oportunidad de hacerlo por vía terrestre, infiero a partir de comentarios que las dificultades se trasladan.

A pesar de que la población carece de recursos económicos, es llamativo el movimiento de personas por las carreteras nacionales. Los ciudadanos montan camiones de carga, adaptados precariamente para transportarlos, tractores rurales con traileres, carros con tracción a sangre, bicicletas e incluso se movilizan a pie.

Lo que más preocupa a un testigo ocasional, son los riesgos a los que están expuestos aquellos que transitan en estas condiciones. Podría considerarse una utopía hablar de seguros contra accidentes, cinturones de seguridad o el correcto funcionamiento de vehículos que superan los 60 años de antigüedad.

Seguridad
Cabe destacar que cuando uno camina por las calles de la Habana o de cualquier otra ciudad de Cuba, se puede respirar un clima de tranquilidad absoluta. Es decir, no deben existir muchos lugares en el mundo en que una persona ajena al lugar camine tranquilamente por calles afectadas de pobreza extrema y que la gente no se vea tentada de cometer un ilícito aunque sea por mera necesidad.

Sin embargo, después de dialogar con los habitantes y observar los movimientos de la ciudad se puede llegar a una sola conclusión y esta es que allí nada ocurre porque la población posee un extraño mix de respeto y miedo a la autoridad. ¿Pero acaso no es esto lo que condenamos quienes hemos sufrido una dictadura militar? ¿Es el miedo, o las represalias que rozan la ilegalidad la manera de controlar a la población?

Preguntas que abren un debate tal interminable, pero en Cuba jamás se menciona esto. Solo se habla de la educación y de los valores instituidos por la revolución. Como testigo directo puedo asegurarles que quienes se encargan de aplicar la ley hostigan permanente a los jóvenes, tan solo para verificar su identidad o para interrogarlos acerca de sus conversaciones o planes para ese momento.

“Vengo por la familia”
Un hombre joven de unos 30 años se acerco a quien les habla, en playa Santa Lucía, Holguín. Con las mejores intenciones se presento y enérgicamente explicó: “Yo soy ciudadano americano, y hace 18 años que me fui de cuba, solo tomé una balsa y por tres días navegue hasta llegar a La Florida”. Sorprendido, le pregunte acerca de su familia y todo lo que dejó atrás y Eduardo respondió: “Yo aquí solo vengo por mi familia, y en especial a visitar a mi madre” y concluyó: “Yo a este país le guardo mucho rencor, aquí no tienes posibilidades de progresar y tampoco te permiten salir a buscar nuevos horizontes”.

Como muchos de los cubanos, Eduardo, emigró de su patria por la falta de libertad y de oportunidades y ahora mes a mes envía dinero a su familia para poder brindarles una vida mejor. ¿Es acaso justo que solo aquellos que tengan parientes en el extranjero puedan vivir una mejor vida? ¿Es correcto que familias enteras queden separadas y no puedan visitar a sus afectos?

Finalmente, invito a que todos aquellos que tenemos la oportunidad de vivir en democracia que reflexionemos acerca de cuan importante es la libertad para las personas y que analicemos si en pos de una prometida igualdad estamos dispuestos a relegar un derecho fundamental. Ya sean gobiernos de facto de izquierda o de derecha, lo importante es que no podemos elegir. Y si no podemos elegir, no podemos desarrollarnos como seres humanos.